3. LA PRÁCTICA DE LA INTERNACIONALIZACIÓN
La internacionalización, como otras muchas cosas, puede hacerse bien o mal, formal o informalmente. Si te animas a internacionalizar tu obra, te recomendamos que lo hagas bien desde el principio.

Las prácticas informales son las más utilizadas, pero también las más riesgosas. Una práctica informal común es, por ejemplo, salir en avión con los objetos en la maleta, sin haberlos declarado y sin haber realizado previamente los trámites requeridos por el Servicio Nacional de Aduanas.
Sacar bienes creativos sin las medidas adecuadas no sólo puede traer un mal rato producto de una fiscalización, sino que también hay mayores posibilidades de que los bienes se estropeen en el trayecto o que existan problemas de internación en el país de destino, lo que puede implicar altos costos.
Además, la salida informal de bienes creativos no genera registros oficiales de la actividad económica del sector, aminorando la medición de su impacto social y perjudicando el diseño de políticas públicas.

Las prácticas formales, en cambio, permiten hacer las cosas bien y normalmente solo requiere invertir un poco de tiempo en informarse sobre los pasos a seguir. Esto, al comienzo puede parecer tedioso, pero con el tiempo las buenas prácticas se transforman en un hábito que no implica un gasto extra en recursos ni energía.
Mediante la vía formal, el proceso se hace más transparente para quien internacionaliza, proporcionado la opción más adecuada y segura para la salida de su producto creativo.
Si lo piensas bien, tu tiempo invertido en informarte será compensado con creces. Puedes obtener beneficios tributarios, de transporte aduanero, recuperar impuestos, respaldar tus ingresos y ser sujeto de crédito.
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